Entradas

Mostrando entradas de junio, 2011

Calamaro

Imagen
Calamaro, Andrés, es un capullo. A medio camino entre una copia cara de Dylan y el afán de autodestrucción de Silvio Fernández Melgarejo, ha cultivado con esmero y dedicación su imagen de canalla irredento, de estrella del rock siempre al borde del abismo. Es un chulo y un creído, como buen argentino. Calamaro, Andrés, se cree un genio porque es capaz de aparecer en la discográfica con trescientas canciones, porque en lugar de promocionar su trabajo se dedica a perdonarte la vida, porque desde que llegó a España en los primeros noventa ha hecho lo que le ha dado la gana, sembrando el camino de discretos éxitos y sonoros fracasos. Calamaro, Andrés, es un tío difícil, que canta con el culo y que tiene un pésimo gusto cuando deja la guitarra y pone las manos sobre el teclado, o sea casi siempre. Escuchar un disco completo de Calamaro suele ser una tortura que te lleva a la extenuación entre tanta balada tangosa y tanta letra pastelera (“Quiero vivir dos veces para poder olvidarte / q

Ponga una Merkel en su vida

Imagen
Pues a mí me cae bien, no lo puedo evitar. Con esa carita redonda como un mollete, tan bajita y con la mirada de osito de peluche... Es muy tierna Angela Merkel. Escribía Enrique Cervera no ha mucho en el Facebook este consejo del día: “En caso de crisis, lo mas urgente es encontrar un culpable. Q lo sea o no ya se verá”. Aquí, ya tenemos nuestra culpable. A todos los efectos, Angela Merkel es nuestra Angela Channing, mala pécora de aviesas intenciones empeñada en hundir nuestra economía y en hacer de España la nueva Albania. Si el precio de la deuda española se dispara, la culpa es de la Merkel. Si el Gobierno de España hace recortes en políticas sociales, la culpa es de la Merkel. Si unos pepinos envenenados en nosedonde hunden nuestra producción hortofrutícola, la culpa es de la Merkel. Ponga una Merkel en su penosa vida y espere sentado a que sus problemas se solucionen mientras usted hace chistes sobre pepinos, salchichas y teutonas. No hay nada mejor que tener a mano un culp

Caracoles depresivos

Imagen
¿Qué les pasa a los caracoles, que este año no echan gusto a nada? En esta extraña primavera, todos los cimientos de nuestra sociedad han sido removidos. Primero fue el 15M, luego los resultados electorales, más tarde el funambulismo filibustero de IU y su contorsionista interpretación de la voluntad popular. Y ahora, los caracoles. Todo se derrumba. Hasta los caracoles. Este año son pequeños, insignificantes. El bicho se ha quedado en nada, oculto y amedrentado porque cuatro cabrillas le han echado cojones. Consumidos en su cada vez más escasa carne y recordando con añoranza los años pasados, en los que han disfrutado de una hegemonía incontestable en las pizarras que anuncian las tapas. Rígidos, tensos, sin gusto... Los caracoles parecen haber dado el año por perdido. “Ya vendrán tiempos mejores” le decía un caracol a otro ayer tarde en la despensa de Los Amarillos, mientras el hervor en la olla les avisaba de que había llegado la hora de su refundación. Me cuesta darlo por he