Semana 14. El quitamiedos
Esta semana, paradojas de la vida y regalos que te hace el trabajo, he tenido la suerte de compartir un ratito con Emilio Martín, nuestro dos veces Campeón del Mundo de Duatlón y vigente Campeón de Europa. Emilio ha tenido el detallazo de aceptar ser el padrino de la campaña que estamos poniendo en marcha desde Giahsa en defensa del consumo del agua del grifo.
Es asombrosa la sencillez con la que habla sobre esto de correr. Un tío que vive por, para y del deporte, que es capaz de sacrificarse hasta el extremo máximo de convertirse en el mejor del mundo, un tío que corre en el entorno de 3 minutos por kilómetro, y que no sólo se para a escuchar las tonterías de un sujeto como yo, sino que además te pregunta, te aconseja, te anima... He conocido a gente relevante por sus méritos, y siempre me ha parecido lógico que de algún modo, precisamente por su relevancia, guarden cierta distancia, unos más y otros menos, pero sin duda con Emilio Martín eso no pasa. Gracias por ser como eres, campeón.
Ah, un consejo que os transmito de su parte para quienes preparáis un maratón: no os obsesionéis mucho con las tiradas largas, y menos aún si ya conocéis la distancia.
Superando los miedos
Mientras escribo estas lineas, miles de valientes están dejándose la piel por las calles de Sevilla. Galván acaba de entrar. 3:01:08. ¡Madre mía, que barbaridad! A ver Julio Sánchez, nuestro único representante de Runners La Palmera, que de momento va manteniendo el ritmo como un clavo en todos los parciales en torno a 5:25 min/km y ya ha pasado el kílómetro 30.
En dos semanas me toca a mí. El agotamiento físico y psicológico que han producido estás catorce semanas es fuente de dudas, inseguridades, temores y, en definitiva, miedo. El trabajo está hecho, y está bien hecho, no hay lesiones significativas, todos los indicadores están bien, pero...
El miedo hay que quitárselo de encima. En un maratón puede pasar de todo. Es tan largo y vas tan al límite que, por desgracia, no todo es predecible, ni los factores externos (frío, lluvia, calor, viento, el trazado...) ni los internos (el sueño, el estómago, la hidratación...). Pero el peor miedo es el racional, esa voz que no para decirte: "¿Pero cómo vas a ser capaz de correr 42 kilómetros a tal ritmo si hoy haciendo veintitantos y mucho más despacio has acabado hecho polvo?".
Contra ese pánico, nada mejor que ser contundente y demostrarle a la cabeza con hechos que se equivoca. Yo lo llamo el entrenamiento quitamiedos, y lo suelo hacer dos o tres fines de semana antes del maratón:
Ingredientes: un par de días de descanso, una ruta sobre asfalto lo más llana posible, el mp3 y determinación desde el minuto 1. Sales a buen ritmo, te calientas un poco y aprietas el paso. Y si a la vuelta quedan fuerzas, a darle caña en el último tramo.
Este es el registro del entrenamiento de ayer:
Hacer los últimos seis kilómetros por debajo de 4:40 y terminar a 4:22 es un mensaje claro y preciso para los molestos habitantes de la azotea: os equivocáis. Se puede hacer, estoy en disposición de hacerlo y tengo la determinación de hacerlo, así que dejadme tranquilo.
Ya ha entrado Julio. 3:51:43. Carrerón. Qué tío, con la que ha pasado después de operarse el año pasado y ahí está. Un mérito enorme.
Resumen semana 14
La semana comenzaba con un susto. El martes, en la tercera serie de un 4x3000, empecé a notar una molestia en la parte delantera del tobillo. En la última serie, la molestia se convirtió directamente en un dolor punzante, así que opté por parar a falta aún de un kilómetro, pero era preferible eso que arriesgarse a una posible lesión.
El miercoles salí a hacer 12 km con toda la prudencia del mundo. La molestia seguía ahí y se hacía visible en cuanto aceleraba un poco, aunque afortunadamente no iba a mayores. Pero con este problema en el retrovisor y la necesidad de hacer un quintamiedos me di dos días de descanso.
Buena decisión a tenor de los resultados. El sábado esos 25 km a 4:45 y ni rastro del dolor. El depósito de confianza lleno y dos semanas más suaves por delante para terminar de recuperarme y de poner a punto los motores.
Es asombrosa la sencillez con la que habla sobre esto de correr. Un tío que vive por, para y del deporte, que es capaz de sacrificarse hasta el extremo máximo de convertirse en el mejor del mundo, un tío que corre en el entorno de 3 minutos por kilómetro, y que no sólo se para a escuchar las tonterías de un sujeto como yo, sino que además te pregunta, te aconseja, te anima... He conocido a gente relevante por sus méritos, y siempre me ha parecido lógico que de algún modo, precisamente por su relevancia, guarden cierta distancia, unos más y otros menos, pero sin duda con Emilio Martín eso no pasa. Gracias por ser como eres, campeón.
Tenía que poner esta foto en el blog, ¿no? |
Ah, un consejo que os transmito de su parte para quienes preparáis un maratón: no os obsesionéis mucho con las tiradas largas, y menos aún si ya conocéis la distancia.
Superando los miedos
Mientras escribo estas lineas, miles de valientes están dejándose la piel por las calles de Sevilla. Galván acaba de entrar. 3:01:08. ¡Madre mía, que barbaridad! A ver Julio Sánchez, nuestro único representante de Runners La Palmera, que de momento va manteniendo el ritmo como un clavo en todos los parciales en torno a 5:25 min/km y ya ha pasado el kílómetro 30.
En dos semanas me toca a mí. El agotamiento físico y psicológico que han producido estás catorce semanas es fuente de dudas, inseguridades, temores y, en definitiva, miedo. El trabajo está hecho, y está bien hecho, no hay lesiones significativas, todos los indicadores están bien, pero...
El miedo hay que quitárselo de encima. En un maratón puede pasar de todo. Es tan largo y vas tan al límite que, por desgracia, no todo es predecible, ni los factores externos (frío, lluvia, calor, viento, el trazado...) ni los internos (el sueño, el estómago, la hidratación...). Pero el peor miedo es el racional, esa voz que no para decirte: "¿Pero cómo vas a ser capaz de correr 42 kilómetros a tal ritmo si hoy haciendo veintitantos y mucho más despacio has acabado hecho polvo?".
Contra ese pánico, nada mejor que ser contundente y demostrarle a la cabeza con hechos que se equivoca. Yo lo llamo el entrenamiento quitamiedos, y lo suelo hacer dos o tres fines de semana antes del maratón:
Ingredientes: un par de días de descanso, una ruta sobre asfalto lo más llana posible, el mp3 y determinación desde el minuto 1. Sales a buen ritmo, te calientas un poco y aprietas el paso. Y si a la vuelta quedan fuerzas, a darle caña en el último tramo.
Este es el registro del entrenamiento de ayer:
Hacer los últimos seis kilómetros por debajo de 4:40 y terminar a 4:22 es un mensaje claro y preciso para los molestos habitantes de la azotea: os equivocáis. Se puede hacer, estoy en disposición de hacerlo y tengo la determinación de hacerlo, así que dejadme tranquilo.
Ya ha entrado Julio. 3:51:43. Carrerón. Qué tío, con la que ha pasado después de operarse el año pasado y ahí está. Un mérito enorme.
Resumen semana 14
La semana comenzaba con un susto. El martes, en la tercera serie de un 4x3000, empecé a notar una molestia en la parte delantera del tobillo. En la última serie, la molestia se convirtió directamente en un dolor punzante, así que opté por parar a falta aún de un kilómetro, pero era preferible eso que arriesgarse a una posible lesión.
El miercoles salí a hacer 12 km con toda la prudencia del mundo. La molestia seguía ahí y se hacía visible en cuanto aceleraba un poco, aunque afortunadamente no iba a mayores. Pero con este problema en el retrovisor y la necesidad de hacer un quintamiedos me di dos días de descanso.
Buena decisión a tenor de los resultados. El sábado esos 25 km a 4:45 y ni rastro del dolor. El depósito de confianza lleno y dos semanas más suaves por delante para terminar de recuperarme y de poner a punto los motores.
Comentarios
Publicar un comentario