A definir


Las grandes ideas las compartimos todos. Eso es fácil. Justicia social, estado del bienestar, servicios públicos... ¿dónde hay que firmar? Lo complicado es definir, como en el fútbol. Guardiola tiene un concepto muy bonito del juego, pero si no tuviera a Messi, Iniesta, Xavi y Villa se iba a comer un mojón.

En estos días se habla mucho de las grandes ideas, pero poco de definición. Los indignados del 15M se enrocan asamblea tras asamblea, incapaces de definir sus propuestas/exigencias. Se pierden en un charco de discusiones bizantinas, de debates sobre intendencia que, si nadie lo remedia, acabará por ahogar a un movimiento que es hoy es más necesario que nunca.

“No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, braman los acampados. Mucho me temo que yerran el tiro, y que los políticos son tan mercancía como nosotros.

La crisis tiene nombre y apellidos. Son los que manejan el cotarro desde un smartphone, los que hacen que la bolsa de Tokio tenga un “repunte” (algo así como un nauseabundo eructo financiero) el día después del tsumani, los que prestan dinero -nuestro dinero- a los gobiernos -nuestros gobiernos- a precios escandalosos (diferencial de la deuda pública lo llaman, como si así no nos fuéramos a dar cuenta), los que no contentos con quedarse con tu casa si no les pagas se quedan también con tu alma. Son ellos, pero son también los que, en nuestro nombre, lo permiten.

Respeto a los que creen que esto se arregla con listas abiertas y supresión de coches oficiales. Honestamente, creo que se equivocan. El cuello de botella está más arriba, mucho más arriba. Pues apuntemos hacia los de arriba del todo. A los que se creen que han comprado nuestras vidas. Vamos a señalarles con el dedo, a decirles que no, que por ahí no. Que ellos no mandan, y menos con nuestro dinero.

Tenemos la oportunidad, y la obligación, de allanarles el camino a nuestros gobiernos, presos de un sistema financiero cogido con alfileres. Liberémosles de las ataduras, que los gobiernos sepan y sientan que son ellos los que mandan en nuestro nombre.

Una respuesta masiva de Europa (muchos millones de europeos en una única manifestación simultánea en todas las capitales) en este sentido le dará a la clase política el soporte necesario, le devolverá la legitimidad que los bancos han usurpado para tapar sus vergüenzas y creará las condiciones propicias para que, de una vez por todas, los metan en cintura. He leído que será el 15 de octubre. Allí estaré, en Madrid o donde sea, y espero que vosotros también.

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