Resumen semana 1: de cabeza al agua fría
Cuando el agua en la playa está fría, existen básicamente dos formas de bañarse. La primera, frecuente en las personas mayores, consiste en ir avanzando despacito, acostumbrando la piel a la temperatura del agua, sumergiendo los codos, mojándose los brazos y el cuello, y así hasta que el sujeto está en disposición de zambullirse. La otra, más habitual entre los mozalbetes, pasa por tomar un poco de carrera y dirigirse enloquecido hacia el mar para tirarse de cabeza.
Tengo la sensación de que es esta última la que he elegido este año para preparar el Maratón de Barcelona. El castigo ha sido considerable en la primera semana de este plan, que por distinto al de los años anteriores resulta una completa incógnita en muchos aspectos.
Estos son los entrenamientos:
Parece mucha tela, pero he preferido tirarme de cabeza al agua, y que el cuerpo tenga que aguantar el frío hasta que consiga adaptarse a la temperatura. En realidad, no es más distancia ni más tiempo. Sin buscarlo, resulta que son exactamente los mismos kilómetros e incluso veinte minutos más que en la primera semana de preparación del año pasado. Por lo tanto, primera conclusión: la diferencia no está en la cantidad, sino en la calidad, ampliando el abanico de ritmos y exigencias. Esperemos a que esa diferencia marque también los resultados.
La sensación resulta extraña. Tras un primer día de rodaje más o menos tranquilo y otro en el gimnasio, una tirada de 15 km entre semana en la primera semana me parece mucho, pero lo aguanté bien. Mucho más costó la serie de 4x2000, por el cansancio del día anterior y porque nunca había hecho un entrenamiento parecido. Menos mal que venían conmigo Juan y Miguel, que me salvaron el pellejo tirando de mi. Al final, muy contento.
El fin de semana era otro momento complicado, porque tenía que hacer el sábado unas series muy raras, un 10x200 en cuestas, lo que se traduce en subir diez veces seguidas la cuesta de la clínica Los Naranjos con lo que te den las piernas y los pulmones. No estuvo mal, pero te sientes un poco gilipollas yendo de arriba abajo una y otra vez. Para otro día me voy al parque Moret.
Y hoy domingo, me lo he querido tomar como día de cosecha, la recolección del trabajo de toda la semana. Por eso decidí dividir en dos los 18 km que tenía previstos. Los 9 primeros los he hecho con Julio, que prepara el Maratón de Sevilla para enero y que necesita hacer rodajes lentos, así que hemos ido muy tranquilos, sobre 5:40. A la mitad, él ha seguido y yo me he dado la vuelta, apretando el paso y bajando el ritmo a unos 4:55.
En resumen, ha sido una inmersión en toda regla. Estoy contento, porque el cuerpo ha sufrido, pero parece haberse adaptado bien. Creo que mientras antes se adapte a la dura realidad que le espera, antes podrá empezar a verse la progresión.
Vamos a por la segunda semana.
Tengo la sensación de que es esta última la que he elegido este año para preparar el Maratón de Barcelona. El castigo ha sido considerable en la primera semana de este plan, que por distinto al de los años anteriores resulta una completa incógnita en muchos aspectos.
Estos son los entrenamientos:
Parece mucha tela, pero he preferido tirarme de cabeza al agua, y que el cuerpo tenga que aguantar el frío hasta que consiga adaptarse a la temperatura. En realidad, no es más distancia ni más tiempo. Sin buscarlo, resulta que son exactamente los mismos kilómetros e incluso veinte minutos más que en la primera semana de preparación del año pasado. Por lo tanto, primera conclusión: la diferencia no está en la cantidad, sino en la calidad, ampliando el abanico de ritmos y exigencias. Esperemos a que esa diferencia marque también los resultados.
La sensación resulta extraña. Tras un primer día de rodaje más o menos tranquilo y otro en el gimnasio, una tirada de 15 km entre semana en la primera semana me parece mucho, pero lo aguanté bien. Mucho más costó la serie de 4x2000, por el cansancio del día anterior y porque nunca había hecho un entrenamiento parecido. Menos mal que venían conmigo Juan y Miguel, que me salvaron el pellejo tirando de mi. Al final, muy contento.
El fin de semana era otro momento complicado, porque tenía que hacer el sábado unas series muy raras, un 10x200 en cuestas, lo que se traduce en subir diez veces seguidas la cuesta de la clínica Los Naranjos con lo que te den las piernas y los pulmones. No estuvo mal, pero te sientes un poco gilipollas yendo de arriba abajo una y otra vez. Para otro día me voy al parque Moret.
Y hoy domingo, me lo he querido tomar como día de cosecha, la recolección del trabajo de toda la semana. Por eso decidí dividir en dos los 18 km que tenía previstos. Los 9 primeros los he hecho con Julio, que prepara el Maratón de Sevilla para enero y que necesita hacer rodajes lentos, así que hemos ido muy tranquilos, sobre 5:40. A la mitad, él ha seguido y yo me he dado la vuelta, apretando el paso y bajando el ritmo a unos 4:55.
En resumen, ha sido una inmersión en toda regla. Estoy contento, porque el cuerpo ha sufrido, pero parece haberse adaptado bien. Creo que mientras antes se adapte a la dura realidad que le espera, antes podrá empezar a verse la progresión.
Vamos a por la segunda semana.
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