Resumen semana 2. Sobre el dolor

Acabó la segunda semana. Y lo que el lunes prometía ser una hecatombe acabó el domingo con unas sensaciones muy satisfactorias y con una nueva lección aprendida: no te rindas a la primera, pero tampoco seas temerario.

Probablemente el estrés al que fue sometido el cuerpo en el arranque de la preparación acabó pasando factura en forma de un inoportuno dolor que durante toda la semana pasada campó a sus anchas por la espalda. Ya están aquí las heridas de guerra...


Lo malo de los dolores para el corredor es que en muchos casos sólo se notan cuando estás parado. Hay muchas lesiones que durante el ejercicio, al calentarse la musculatura, dejan de molestar, y con frecuencia provocan la sensación engañosa de haberte curado, engaño que se hace evidente en cuanto sales de la ducha.

Con los años, uno tiene ya asimilado que lo raro e infrecuente es correr sin ninguna molestia. Cuando no es una rodilla, es la planta del pie, cuando no los abductores, cuando no la uña del dedo gordo... siempre tienes algo. Aprendes a sufrir, a empujar el dolor hacia abajo y a seguir con tus planes mientras sea físicamente posible. Pero también debes aprender hasta dónde debes soportar, y en esto último es mucho más fácil equivocarse.

Mi tío Pepe -José Fernández Recuero, jefe de Pediatría del Hospital Virgen del Rocío que en paz descanse-, me decía: "Primillo, el cuerpo es muy comodón, enseguida se acostumbra a la buena vida". Fue una de las primeras personas a las que recuerdo hablar sobre los efectos nocivos del abuso de los medicamentos. Me gusta pensar que es de él de quien tengo interiorizado que lo de tomarse una pastilla es el último recurso: hay que obligar al cuerpo a luchar, ya sea para expulsar un virus o para regenerar una pequeña lesión muscular. El frenadol y el voltarén, cuando ya no queda más remedio.

El organismo es un milagro. Es impresionante cómo el cuerpo humano es capaz de transformar los huevos fritos con papas y los filetes empanados en los procesos moleculares necesarios para correr, para pintar un cuadro o para sentir afecto. Dios es la caña. Se nota que nos lleva toda la eternidad de ventaja, porque nosotros lo más parecido que hemos transformado es la soja en biocombustible.

Volviendo a los entrenamientos... Intenté sobrellevar el dolor durante toda la semana, sin rendirme y cumpliendo el plan. No pude. El miércoles tuve que sacar el intermitente y hacer una parada en el arcén. Creo que acerté. Fue suficiente. Aún con dolores, pude entrenar el jueves bajando un pelín el kilometraje y la intensidad, y probablemente este descanso forzoso me vino bien para rendir mejor el fin de semana.

El sábado hice media hora de fartlek por primera vez en mi vida. Se supone que es una especie de "juego" en el que haces cambios de ritmo permanentemente. No debí hacerlo bien, porque me pareció que tenia poco de juego y demasiado de entrenamiento por series, pero lo cierto es que salió una buena sesión.

Y ayer domingo, gloria bendita. Primer medio maratón desde.... que terminé el Maratón de París en abril. Tirada larga con Miguel e Ismael, incluyendo en el recorrido un terreno duro y exigente como los toboganes. Empezamos a ritmo tranquilo y acabamos haciendo los últimos kilómetros, ya por la ciudad, en torno a 4:40. De esos días que acabas diciendo: "¡coño, pero qué bien!".

Se acercan los días críticos de la Navidad, con sus turrones, sus comilonas, sus cubatas y sus restantes excesos, así que hay que aprovechar bien estas semanas previas, que luego nunca se sabe... De momento todo va bien, y el dolor de espalda casi ha desaparecido. Os dejo el resumen de la semana y un enlace a la tirada larga de ayer, que es un recorrido bonito y recomendable, por si alguien se anima.

Entrenamiento del domingo:



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