Medio Maratón de Sevilla: Y llegaron los resultados
Tenían que llegar, antes o después, y llegaron. Los resultados del plan de entrenamiento que estoy siguiendo para el Maratón de Barcelona debían dar sus frutos en carrera. Ya los estaba sintiendo en los entrenamientos, pero siempre queda la duda, porque la carrera, sobre todo la carrera de fondo, es otra cosa, cuando realmente le exiges al cuerpo que responda tirando de todo lo que le has ido dando estos meses atrás.
Si en diciembre, en la Media de Los Palacios, con 1:39:23 me puse un discreto 6 y avisé de que la gloria debía esperar, creo que hoy, en el Medio Maratón de Sevilla, me he ganado un 9. Por el planteamiento de la carrera, por la dosificación de fuerzas, por sostener un ritmo en el que hasta ahora nunca me había sentido cómodo, por marcar un objetivo y trabajármelo, por haberlo dado todo y, en suma, por el resultado final, me lo merezco.
1 hora, 34 minutos, 54 segundos. Ritmo medio: 4:27 min/km. Es justo lo que andaba buscando. Cada uno se marca sus objetivos. El mío en esta carrera era doble. El primero, y como indicativo básico, debía mejorar la marca que tenía en medio maratón, y la he mejorado en casi 3 minutos, o sea, 9 segundos mejor cada kilómetro. Un abismo. El segundo, más ambicioso pero también más arriesgado, quería intentar hacer la carrera por debajo de 4:30 min/km, lo que realmente me podría servir para constatar que el cambio de sistema de entrenamiento de este año es correcto y poder plantearme un objetivo más elevado para Barcelona. Y así ha sido.
Madrugón (6:15), café con leche, caquita, carretera y manta. Mañana fresca pero agradable. El caos de todos los años para quedar este año ha sido un poco menos caótico, aunque me ha faltado mi Javier López, que llegó tarde como siempre. Luego se ha marcado un tiempazo.
Salida a las 9:00 junto al Estadio No-Olímpico de La Cartuja. Los cinco de la foto juntitos. Raúl, Julio Sánchez, Juan Córdoba, Miguel Verdejo y un servidor de ustedes. Primer adelantamiento. Ellos por la derecha, yo por la izquierda. Copón, ¿y esta gente? 300 metros y ya voy solo. Bueno, al turrón.
El viernes estuve planificando la carrera con mi masajista-asesor Joaquín Ramos (prometido, en breve hablamos de Joaquín). Le dije que me encontraba bien y que quería plantearme bajar de 4:30 el kilómetro. Debatimos sobre si ir de menos a más y me convenció para cambiar la estrategia: "haz los dos o tres kilométros primeros un poco más fuerte y administra luego ese medio minuto que lleves de margen".
Pero una cosa es querer y otra muy distinta poder: las piernas no iban más rapidas: 4:26, 4:25, 4:27, 4:23. Bueno, Roma no se hizo en un día. Vamos a seguir a este ritmo, que no va mal la cosa y le vamos limando segundos a cada kilómetro hasta donde buenamente se pueda.
Tras el primer avituallamiento, en el kilómetro 5 (4:33, los cinco segundos que pierdes bebiendo agua), la sensación es buena, a pesar del ritmo alto. Respiro bien y las piernas responden. Decido seguir en esa línea: 4:26, 4:28, 4:27, 4:31, 4:25.
Van 10 kilometros. Ya estamos junto al Puente de Triana. Empeza la parte bonita de la carrera. La mañana está agradable. Lástima que sea tan temprano. Qué poquita gente por las calles. Qué bonita es Sevilla, hay que ver.
Empiezo a sentir el cansancio. Aguanto el ritmo, pero ya no es lo mismo. Llega el momento de tomar decisiones. ¿Levanto el pie un poco o sigo aunque reviente? Sería una pena, porque la carrera va muy bien, y tengo en el bolsillo mejorar la marca si no fuerzo más de la cuenta. Pero... hay que pensar en Barcelona. Si no me pruebo y bajo el ritmo, me quedo sin saber hasta dónde puedo llegar, y eso supone limitar el objetivo para el Maratón. Decidido: hay que mantenerse por debajo de 4:30, como sea.
4:27, 4:26, 4:29. Entrando en el Parque de Maria Luisa, donde siempre te espera el tío del mazo en el Maratón. Echo mano del gel energético que llevaba guardado en ... (¿Por qué no le ponen un bolsillo más grande a las calzonas?). 4:29, 4:29... Kilómetro 15. Ese japonés, que arte dando ánimos en la puerta de la Catedral, 4:33 por la Campana y subiendo para la Encarnación.
Venga, que son 5 km. Me siento un poco más repuesto, aunque el paso por la puerta del Tremendo me despista un poco, rememorando añejas andanzas. Me sitúo detrás de un ciego al que va guiando otro corredor. Admirable lo del ciego, pero no menos admirable lo de su acompañante. Agarrados a una cuerda, le va avisando de cada bache, de cada desnivel, de cada obstáculo que hay en el suelo. No para de hablarle: "Curva a la izquierda. Ya", y pasan a apenas veinte centímetros del bordillo. Impresionante. 4:25, 4:25. Esto marcha.
Llegando al Arco de la Macarena, me lo noto. Me falta poco para llegar, pero me falta poco también para romperme. Me fallan las fuerzas y el objetivo está demasiado justo para dejarme ir. 4:32. Ojú. Entonces la oigo: "Vamos César, vamoooos!". María Luisa Pérez, que jalea entre el gentío. Yo no sé si el público de una carrera es consciente del efecto que produce un aliento, unas palabras de ánimo en esos momentos delicados, pero lo cierto y verdad es que con mucha frecuencia ese pequeño gesto es el que te salva de la tumba. 4:21. Ole. Esto ya está hecho.
Cruzamos por el puente de la Barqueta y vamos para el Estadio. Se hace largo. 4:30. Ya todo se hace largo. Se ve el Estadio al fondo. Bajada al túnel, entrada en pista para hacer los últimos 300 metros. Jesús Barroso, que entró hace veinte minutos, aplaude desde las vallas: "Bien, vecino, bien". Miro el reloj. A ver si entro en menos de 1:35. Acelerón final. Arco de meta.
La carrera soñada. Se puede hacer en menos tiempo (bueno ya no hay tanta gente que lo haga en menos tiempo: puesto 1.606 de 7.921 en la clasificación), pero creo que es difícil hacerlo mejor. La dosis necesaria de moral y optimismo para Barcelona. Objetivo del Maratón: 3:20. Ya está. Hay que intentarlo.
Semana 10.
Hoy no me enrollo con los entrenamientos. Toda la semana ha estado orientada a la carrera de hoy. El martes hice el último esfuerzo con unas series largas de 2k 3k 3k 2k a muy buen ritmo. Quizá ese entrenamiento es el que me dejó listo para el medio maratón. El resto ha sido un descanso activo para coger fuerzas.
Para esta semana, toca recuperarse un poquito, pero en este próximo mes hay que meter mucho kilometraje, así que, el descanso justo y necesario. El domingo es el Medio Maratón de Huelva. Me viene fatal correrlo, porque me tocaría ya una tirada larga de 28 o 30 kilómetros, pero me da cosa faltar a una carrera de la que he corrido todas las ediciones y que es en casa. Hay que apoyar lo que tenemos, así que allí estaré, aunque con un planteamiento muy distinto al de hoy.
Si en diciembre, en la Media de Los Palacios, con 1:39:23 me puse un discreto 6 y avisé de que la gloria debía esperar, creo que hoy, en el Medio Maratón de Sevilla, me he ganado un 9. Por el planteamiento de la carrera, por la dosificación de fuerzas, por sostener un ritmo en el que hasta ahora nunca me había sentido cómodo, por marcar un objetivo y trabajármelo, por haberlo dado todo y, en suma, por el resultado final, me lo merezco.
1 hora, 34 minutos, 54 segundos. Ritmo medio: 4:27 min/km. Es justo lo que andaba buscando. Cada uno se marca sus objetivos. El mío en esta carrera era doble. El primero, y como indicativo básico, debía mejorar la marca que tenía en medio maratón, y la he mejorado en casi 3 minutos, o sea, 9 segundos mejor cada kilómetro. Un abismo. El segundo, más ambicioso pero también más arriesgado, quería intentar hacer la carrera por debajo de 4:30 min/km, lo que realmente me podría servir para constatar que el cambio de sistema de entrenamiento de este año es correcto y poder plantearme un objetivo más elevado para Barcelona. Y así ha sido.
Madrugón (6:15), café con leche, caquita, carretera y manta. Mañana fresca pero agradable. El caos de todos los años para quedar este año ha sido un poco menos caótico, aunque me ha faltado mi Javier López, que llegó tarde como siempre. Luego se ha marcado un tiempazo.
Pocas veces se reúnen cinco leyendas del atletismo onubense. Hoy tampoco. |
Salida a las 9:00 junto al Estadio No-Olímpico de La Cartuja. Los cinco de la foto juntitos. Raúl, Julio Sánchez, Juan Córdoba, Miguel Verdejo y un servidor de ustedes. Primer adelantamiento. Ellos por la derecha, yo por la izquierda. Copón, ¿y esta gente? 300 metros y ya voy solo. Bueno, al turrón.
El viernes estuve planificando la carrera con mi masajista-asesor Joaquín Ramos (prometido, en breve hablamos de Joaquín). Le dije que me encontraba bien y que quería plantearme bajar de 4:30 el kilómetro. Debatimos sobre si ir de menos a más y me convenció para cambiar la estrategia: "haz los dos o tres kilométros primeros un poco más fuerte y administra luego ese medio minuto que lleves de margen".
Pero una cosa es querer y otra muy distinta poder: las piernas no iban más rapidas: 4:26, 4:25, 4:27, 4:23. Bueno, Roma no se hizo en un día. Vamos a seguir a este ritmo, que no va mal la cosa y le vamos limando segundos a cada kilómetro hasta donde buenamente se pueda.
Tras el primer avituallamiento, en el kilómetro 5 (4:33, los cinco segundos que pierdes bebiendo agua), la sensación es buena, a pesar del ritmo alto. Respiro bien y las piernas responden. Decido seguir en esa línea: 4:26, 4:28, 4:27, 4:31, 4:25.
Van 10 kilometros. Ya estamos junto al Puente de Triana. Empeza la parte bonita de la carrera. La mañana está agradable. Lástima que sea tan temprano. Qué poquita gente por las calles. Qué bonita es Sevilla, hay que ver.
4:27, 4:26, 4:29. Entrando en el Parque de Maria Luisa, donde siempre te espera el tío del mazo en el Maratón. Echo mano del gel energético que llevaba guardado en ... (¿Por qué no le ponen un bolsillo más grande a las calzonas?). 4:29, 4:29... Kilómetro 15. Ese japonés, que arte dando ánimos en la puerta de la Catedral, 4:33 por la Campana y subiendo para la Encarnación.
Venga, que son 5 km. Me siento un poco más repuesto, aunque el paso por la puerta del Tremendo me despista un poco, rememorando añejas andanzas. Me sitúo detrás de un ciego al que va guiando otro corredor. Admirable lo del ciego, pero no menos admirable lo de su acompañante. Agarrados a una cuerda, le va avisando de cada bache, de cada desnivel, de cada obstáculo que hay en el suelo. No para de hablarle: "Curva a la izquierda. Ya", y pasan a apenas veinte centímetros del bordillo. Impresionante. 4:25, 4:25. Esto marcha.
Llegando al Arco de la Macarena, me lo noto. Me falta poco para llegar, pero me falta poco también para romperme. Me fallan las fuerzas y el objetivo está demasiado justo para dejarme ir. 4:32. Ojú. Entonces la oigo: "Vamos César, vamoooos!". María Luisa Pérez, que jalea entre el gentío. Yo no sé si el público de una carrera es consciente del efecto que produce un aliento, unas palabras de ánimo en esos momentos delicados, pero lo cierto y verdad es que con mucha frecuencia ese pequeño gesto es el que te salva de la tumba. 4:21. Ole. Esto ya está hecho.
Cruzamos por el puente de la Barqueta y vamos para el Estadio. Se hace largo. 4:30. Ya todo se hace largo. Se ve el Estadio al fondo. Bajada al túnel, entrada en pista para hacer los últimos 300 metros. Jesús Barroso, que entró hace veinte minutos, aplaude desde las vallas: "Bien, vecino, bien". Miro el reloj. A ver si entro en menos de 1:35. Acelerón final. Arco de meta.
La carrera soñada. Se puede hacer en menos tiempo (bueno ya no hay tanta gente que lo haga en menos tiempo: puesto 1.606 de 7.921 en la clasificación), pero creo que es difícil hacerlo mejor. La dosis necesaria de moral y optimismo para Barcelona. Objetivo del Maratón: 3:20. Ya está. Hay que intentarlo.
Semana 10.
Hoy no me enrollo con los entrenamientos. Toda la semana ha estado orientada a la carrera de hoy. El martes hice el último esfuerzo con unas series largas de 2k 3k 3k 2k a muy buen ritmo. Quizá ese entrenamiento es el que me dejó listo para el medio maratón. El resto ha sido un descanso activo para coger fuerzas.
Para esta semana, toca recuperarse un poquito, pero en este próximo mes hay que meter mucho kilometraje, así que, el descanso justo y necesario. El domingo es el Medio Maratón de Huelva. Me viene fatal correrlo, porque me tocaría ya una tirada larga de 28 o 30 kilómetros, pero me da cosa faltar a una carrera de la que he corrido todas las ediciones y que es en casa. Hay que apoyar lo que tenemos, así que allí estaré, aunque con un planteamiento muy distinto al de hoy.
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