Una tarde en el mercado


Voy a tomar prestada la tarde de Mariví. Mariví ha ido esta tarde al mercado. Yo estaba trabajando, así que no creo que mi experiencia pueda resultar interesante para alguien. Por eso me apropio de la suya. Como casi todos los jueves por la tarde, Mariví ha ido al mercado, a darse una vuelta y a por un poco de fruta. Pescado había, tirado de precio, pero como se va de viaje este fin de semana a un sitio con mucha niebla (no lo revelo por motivos de seguridad) ha preferido no comprarlo, no se le vaya a estropear.

Me cuenta Mariví que no había un alma, que muchos puestos estaban cerrados, y que quienes habían tenido el valor o la necesidad de abrir, se distraían espantando las moscas del género. "Manoli, ¿a tí te merece la pena abrir los jueves por la tarde?", le preguntó Mariví a su frutera de siempre, con la confianza que dan tantos años de fidelidad los sábados por la mañana en la antigua plaza de abastos. "¿Qué quieres que te diga, Mariví? Contigo, llevo tres clientes en toda la tarde".

Parece que la iniciativa, loable, de abrir mercado la tarde de los jueves no acaba de cuajar. Es una pena, de verdad lo digo. Porque la situación tiene pinta de caer en uno de esos círculos viciosos que tan buen caldo de cultivo encuentran en esta ciudad: no abren los puestos porque la gente no va; la gente deja de ir porque no abren los puestos. Es lo mismo que, desde que nació mi Pepe hace casi nueve años descubrí sobre los domingos en el centro: todo está cerrado porque no hay gente, porque na más hay majaras por la calle, porque no hay gente, porque todo está cerrado.

No sé si tendrá algo que ver con el edificio. A mí, muy bonito no me parece. Coincido bastante con el autor del blog Vicheando (al que por cierto también le he tomado prestada la foto) que lo considera "un edificio modernista, sencillo, con unos colores, que no se qué decir. Resumiendo una arquitectura, barata, como se estila hoy día". Pero no creo que sea esa la única razón.

Más bien pienso que se debe a que la oferta del mercado los jueves por la tarde es la misma que la de cualquier mañana. Y eso, tras años esperando a que abriera sus puertas, ya no podemos cambiarlo.

Para Mercado, me quedo con Rosendo.

Comentarios

  1. Los años de convivencia bienavenida me hace coincidir contigo en todo, pero tengo dos apreciaciones. Una, y con permiso del arquitecto, el edificio me parece horroroso. Dos, en el centro ya hay gente los domingos y los bares siguen cerrados. Hace varios domingos fuimos ¿te acuerdas? a la Plaza de las Monjas por la mañana y alucinamos: todo lleno de gente, y los tres bares cerrados, dos porque sí y uno precintado. Nos fuimos

    ResponderEliminar
  2. Tiene razón Charo, los Domingos en primavera, otoño e invierno, hay suficiente personal por el centro, para que al menos, algún bar diera servicio.

    Encantado de la utilidad de mi foto y agradecido por el enlace.

    Las tradiciones de Huelva, son difíciles de cambiar. Desde siempre, el mercado( La Plaza, para los choqueros ) solo habría por la mañana.

    ResponderEliminar
  3. Le has pedido permiso a Mariví para hablar de ella en el blog?

    ResponderEliminar
  4. Este blog mejora día a día. Se aprecia en varios detalles: introducir a una persona como Mariví, que a buen seguro es gran conocedora del pulso de la ciudad, relacionar temas que afectan a la calidad de vida de los onubenses y interactuar con otros blogueros.
    Ahora, que lo que más me ha gustao es cómo se garantiza la seguridad y el buen gusto musical del dueño del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Resumen semana 2. Sobre el dolor

Asalto a Barcelona

Si los semáforos hablaran